jueves, 18 de octubre de 2012

Los 161 años de Moby Dick



El nombre de Herman Melville vuelve a aparecer este jueves en todos los diarios con motivo del 161 aniversario de su inmortal obra maestra, «Moby Dick». Desde Google se han acordado de tan singular fecha y han decidido dedicar su famoso doodle a «la ballena blanca» con una representación del capitán Ahab dirigiendo la balsa ballenera fletada desde el Pequod. Pero la bibliografía del autor estadounidense es mucho más diversa que la genial obra por todos conocida.


Herman Melville (1819, Nueva York) empezó desde muy joven a embarcarse en los viajes de aventuras que inspirarían sus obras, llegando a pasar varios meses navegando en barcos balleneros o conviviendo en una isla del pacífico entre tribus de caníbales.

La experiencia en estos viajes le permitió, a su regreso a los Estados Unidos, escribir novelas en las que pudo plasmar algunos de los momentos vividos. Así, entre 1846 y 1849, escribió tres obras con esta temática. «Typee, un edén caníbal», –que se convirtió en uno de las obras más vendidas del autor–, «Omoo» en 1847 y «Mardi» y «Redburn» editadas en 1849. Al año siguiente publicó «La chaqueta blanca», en la que cambiaba de registro y contaba sus experiencias en el ejército.

Herman Melville se convirtió en un autor muy prolífico, casi a obra por año, y con un gran éxito en esta primera época. Su obra «Typee, un edén caníbal» llegó a vender más ejemplares que la obra maestra «Moby Dick», publicada en 1851. Y es que, a partir de la publicación de la gran ballena blanca, la popularidad y el volumen de ventas de sus obras descendió hasta llegar a pasar prácticamente al ostracismo, del que solo saldría años después. El análisis psicológico y la profundidad en el tratamiento de la personalidad de los personajes de la que Herman Melville hacía gala en «Moby Dick» solo fue entendida y apreciada con el paso tiempo.

Su principal fracaso llegó con la publicación de «Pierre o las ambigüedades» en 1852. El profundo estudio ético del mal, en todas sus variantes, del que hizo gala en «Moby Dick», se hizo aún más evidente en esta obra. Sin embargo el público dio la espalda al autor.

En 1856 edita «Cuentos de Piazza», una recopilación de sus principales relatos, algunos de los cuales había ido publicando en revistas literarias de la época. Entre todos destaca «Bartleby, el escribiente. Una historia de Wall Street» una obra muy cercana al trascendentalismo del filósofo estadounidense Emerson.

Pero su fama ya había decaído entre los lectores de la época. Así llegamos a 1891, año de su muerte, cuando dejó inacabada una de sus mejores obras, «Billy Budd, marinero». La reedición en 1924 del libro sacó del ostracismo al escritor y lo elevó a la altura de genio inmortal de la literatura en la que se encuentra ahora Herman Melville.

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