jueves, 27 de mayo de 2021

EL TEATRO: UNA HISTORIA PARA SER REPRESENTADA

Las obras teatrales pertenecen el género dramático y se escriben en prosa o en verso, casi siempre en forma de diálogo, con la finalidad de ser representadas. El término drama deriva de una palabra griega que significa "hacer", y por esa razón se asocia normalmente a la idea de acción. En términos generales, se entiende por drama una historia que narra los acontecimientos vitales de una serie de personajes.
El hecho teatral se produce cuando la obra escrita es representada o puesta en escena ante el público. En esta representación intervienen el director, que organiza las actividades para la puesta en escena; los actores, que representan a los distintos personajes; y diferentes especialistas en escenografía, vestuario, iluminación, musicalización, efectos especiales, etc.
Aunque el orígen del teatro occidental es desconocido, la mayor parte de las teorías lo relacionan con ritos y prácticas religiosas de la Antigüedad. Más tarde, alrededor del siglo V a.C., los griegos desarrollaron la tragedia y la comedia, cuyas representaciones se realizaban en teatros al aire libre.
Sucesivas generaciones de autores, directores y artistas fueron introduciendo modificaciones en el hecho y el espacio teatral hasta llegar a las diversas formas tradicionales y experimentales que existen en nuestros días.

Actos y escenas

Generalmente, una obra teatral se divide en actos y escenas. Los actos presentan los momentos fundamentales de la acción dramática y se relacionan con el planteo, el desarrollo y el descenlace de la obra. Los actos se dividen en escenas, que comienzan y terminan de acuerdo con las entradas y salidas de los personajes.

La comunicación teatral

En el texto teatral, el autor emite un mensaje que prefigura tres destinatarios diferentes: el director, los actores y el público. Las acotaciones son mensajes dirigidos exclusivamente al director y a los actores. Los diálogos y las demás acciones son los mensajes que llegan al espectador. Por otra parte, cuando un personaje habla en escena, tiene como destinatario al otro personaje que lo escucha, pero también tiene a un destiantario múltiple, que es el público.

Breve historia del teatro

La mayor parte de las teorías ubican los orígenes del teatro en ritos y prácticas religiosas de la Antigüedad. Los primeros documentos teatrales aparecen alrededor del siglo VI a.C., en Grecia. Allí es donde se desarrollan formas más elaboradas como la tragedia, obra solemne, escrita en verso y generalmente basada en un mito, y la comedia, obra de carácter humorístico con alguna crítica a personajes y costumbres de su época. Los mayores representantes del teatro griego fueron Esquilo, Eurípides, Sófocles y Aristófanes. Los romanos tomaron al comedia griega y le aportaron dinamismo e intrigas locales. Plauto y Terencio son dos de los autores de la comedia romana.
En la Edad Media renació el teatro de carácter religioso, cuyos escenarios fueron las iglesias, y también surgió un teatro profano representado en calles y ferias. La commedia dell´arte fue una forma popular del teatro renacentista que surgió en el norte de Italia, caracterizada por su gran vivacidad y movimiento. Los actores improvisaban a partir de esquemas argumentales y cada uno desempeñaba una máscara o carácter fijo.
En el siglo XVIII, época a la que pertenece Molière, el teatro había alcanzado gran desarrollo y difusión tanto en las cortes como entre el pueblo. Molière conoció la commedia dell´arte, la que tuvo una fuerte influencia en su obra.

El conflicto y la acción dramática

El conflicto es el eje alrededor del cual se desarrolla la acción dramática. Un conflicto surge cuando los intereses o los deseos del protagonista chocan con los del oponente. En esta lucha, tanto el protagonista como el oponente pueden tener otros personajes que actúan como ayudantes. El conflicto se resuelve cuando la balanza se inclina a favor de uno u otro. El conflicto se manifiesta por medio de los diálogos. En las obras de estructura más clásica, los diferentes actos marcan la progresión del conflicto en sus etapas de planteo, desarrollo y desenlace.

Caracterización de los personajes

En la narrativa (cuento o novela), el narrador tiene la posibilidad de caracterizar a los personajes por medio de la descripción, del diálogo y otros recursos del relato. En cambio en el texto teatral, el autor debe hacerlo exclusivamente a través del diálogo y de las acotaciones. En la representación teatral, la caracterización de los personajes se completa y corporiza con el aporte de los actores, del director, del vesturarista, del maquillador y de otros especialistas.

La regla de las tres unidades

El filósofo griego Aristóteles (siglo IV a.C.) planteó en su Poética la regla de las tres unidades para la obra teatral. Ellas son:

1- Unidad de tiempo: toda la obra debía desarrollarse entre la salida y la puesta del sol, es decir, en el transcurso de un día.

2- Unidad de lugar: los hechos debían desarrollarse en un único sitio.

3- Unidad de acción: todos los hechos debían referirse a una sola acción principal.

En el siglo XVII, en Francia, tuvo gran auge el movimiento artístico conocido como clasicismo. Este movimiento se proponía retomar los preceptos del arte griego clásico. Así, pensadores y teóricos establecieron las pautas que debían seguir las obras de arte. Francois Malherbe fijó las reglas esenciales del arte clásico: la depuración de la lengua, las reglas de la versificación en la poesía y la perfección de la forma. Más adelante Nicolás Boileau estableció, en su Arte poética, las reglas que debían observarse para la escritura: imitación de la naturaleza, verosimilitud, división entre géneros "elevados" y "bajos"; además retomó la regla de las tres unidades de Aristóteles, aunque con cierta rigidez.

Fuente: Lengua y Literatura 9 Editorial Estrada

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